Aislada de todo acontecimiento macabro,
De toda vida desolada
Llena de cientos de almas en pena.
Almas que se creen vivas,
Pero no están más muertas que un difunto.
Atardeceres rodeados de sangre,
La misma que caía de los techos en aquella época,
Cuando lo único que podía hacer,
Era rogar por un poco de pan.
Nacido para vivir enterrados,
En una tumba de madera y de cristal.
Demonios escondidos en sus labios,
Temerarios, pero sin ojos para mirar.
7.15.2007
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